Los Ángeles, 3 oct (EFE).- Un juez de inmigración en Estados Unidos negó reabrir el caso del salvadoreño Kilmar Ábrego García, una decisión que reduce drásticamente sus posibilidades de evitar la deportación y obliga a su equipo legal a buscar una apelación ante instancias superiores.
Los abogados del inmigrante habían presentado en agosto una moción de emergencia para reabrir su proceso, argumentando que su deportación en 2019 fue un “error administrativo”, ya que contaba con un beneficio migratorio que impedía su expulsión. Además, alegaban que actualmente Ábrego García es elegible para solicitar asilo.
Sin embargo, el juez de Inmigración Philip Taylor rechazó la petición por considerarla “extemporánea”, al haber sido presentada casi seis años después de su proceso original, superando el plazo de 90 días que establece la ley para este tipo de mociones. La decisión, obtenida por el canal ABC, representa un duro golpe para el salvadoreño, cuya defensa sostiene que el caso está lleno de irregularidades.
La alternativa legal y el futuro incierto
Ante este revés, los abogados de Ábrego García deberán acudir a la Junta de Apelaciones de Inmigración (BIA), aunque advierten que este tribunal ha adoptado posturas más estrictas en los últimos meses. Uno de los ejemplos más recientes fue el caso del periodista Mario Guevara, al que se le negó frenar su deportación pese a contar con argumentos humanitarios.
La defensa también señaló que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha planteado la posibilidad de enviarlo a Uganda, Esuatini o cualquier otro tercer país, aunque el juez Taylor concluyó que no existen pruebas de que el gobierno estadounidense concretará dichas deportaciones alternativas.
Por su parte, el DHS celebró el fallo y reiteró en un mensaje en la red social X que la orden final de expulsión sigue en firme.
“Sus abogados intentaron impedir su deportación de Estados Unidos, pero una cosa es segura: este salvadoreño no podrá permanecer en nuestro país”, advirtió el organismo.
Un caso emblemático en la lucha migratoria
Ábrego García, quien residía en Maryland junto a su esposa y sus tres hijos, fue arrestado por las autoridades a principios de este año y deportado a El Salvador, donde pasó varios meses recluido en la cárcel de máxima seguridad CECOT. Según sus abogados, aquello ocurrió pese a que tenía vigente un beneficio que le protegía de la expulsión.
Posteriormente, tras la presión legal y mediática, fue retornado a Estados Unidos, pero volvió a ser detenido y permanece bajo custodia migratoria. Las autoridades ahora intentan enviarlo a Esuatini, después de que este rechazara ser deportado a Uganda, el primer destino propuesto durante la administración de Donald Trump.
Kilmar Ábrego García, quien huyó de El Salvador hace más de una década tras recibir amenazas de pandillas, se ha convertido en un símbolo de la lucha por el debido proceso migratorio en Estados Unidos. Organizaciones defensoras de los inmigrantes advierten que su caso podría sentar un precedente negativo para miles de personas que enfrentan procesos de deportación bajo condiciones similares.