Washington, 25 agosto.- El inmigrante salvadoreño Kilmar Ábrego García fue detenido este lunes por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) al presentarse a una cita judicial en Baltimore (Maryland), apenas tres días después de haber sido liberado en Tennessee. Su defensa denunció que ahora el Gobierno estadounidense pretende deportarlo a Uganda, a pesar de que Costa Rica está dispuesta a recibirlo como refugiado.
«Nuestro cliente, un hombre de extraordinario coraje, se reportó al ICE como se le requería. Fue detenido inmediatamente. Ahora el Gobierno busca deportarlo a Uganda como castigo, a pesar de que Costa Rica lo acepta como refugiado», señaló su equipo legal a EFE. Los abogados acusan a las autoridades de llevar a cabo una “campaña de venganza” porque Ábrego se ha negado a aceptar un acuerdo de culpabilidad en un caso que, aseguran, “nunca debió haberse abierto”.
El ICE justificó la detención al señalar que existe una orden de deportación a Uganda en su contra, aunque la defensa ya ha presentado una petición de habeas corpus en Maryland para frenar el proceso.
Ábrego, acusado por el Gobierno estadounidense de tráfico de personas, pasó casi tres meses en el CECOT de El Salvador, la prisión de máxima seguridad impulsada por Nayib Bukele, adonde fue enviado “por error” antes de ser devuelto a EE.UU. en junio.
El viernes fue liberado en Tennessee bajo condiciones judiciales, al no considerarse una amenaza para la comunidad ni un riesgo de fuga, en espera de un juicio federal y del proceso de deportación. Sin embargo, el lunes fue arrestado nuevamente al llegar a los tribunales de inmigración de Baltimore.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, criticó su liberación, calificándolo de “monstruo” y acusando al juez de mostrar “desprecio” por la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
En paralelo, el Gobierno de Uganda confirmó un acuerdo con la Administración Trump para aceptar deportados de terceros países desde Estados Unidos, lo que podría allanar la vía para su traslado forzoso.
Fuera de la corte de inmigración de Baltimore, decenas de simpatizantes y su esposa, Jennifer Vásquez Sura, realizaron una protesta con pancartas de “Libertad para Kilmar” y una vigilia en apoyo al salvadoreño, que enfrenta lo que sus defensores describen como una lucha desigual contra el aparato migratorio de Washington.