MADRID, 23 Ago.- Tras casi siete años viviendo en la capital española, Claudia, natural de Huelva, y Javier, de Altea, decidieron dar un giro radical a sus vidas y mudarse a O Busto, una pequeña aldea gallega con menos de 30 habitantes. La pareja buscaba “equilibrio entre la accesibilidad a la cultura y los recursos de ciudades como Santiago, sin perder la conexión con la naturaleza”, explicaron en entrevista a La Voz de Galicia.

El cambio se gestó durante la pandemia. “Cuando se empezó a abrir un poco el tema de los transportes, nos fuimos a casa de Claudia. Fue ahí cuando decidimos que no queríamos volver a Madrid y empezamos a buscar otras opciones”, relatan. Tras pasar un tiempo en Santiago de Compostela, la decisión se consolidó: “Nos sentíamos muy a gusto”.

La búsqueda de vivienda comenzó casi como un hobby, revisando casas en portales como Idealista y aplicando su pasión por los programas de reformas. Finalmente, encontraron una casa antigua con historia, donde se sintieron “inmediatamente en casa”. La compra no fue sencilla: requirió trámites administrativos complejos, aunque lograron acceder a la vivienda gracias a exenciones fiscales en zona despoblada y a una hipoteca avalada por el ICO.

Para Claudia y Javier, este proyecto es de largo recorrido: “Hemos comprado una casa con un montón de proyectos de futuro y en la que probablemente estaremos trabajando toda nuestra vida”. La adaptación ha sido un proceso constante: “Tenemos que planificar y adaptarnos a lo que nos pide la casa, viviendo cada momento y descubriendo nuevas necesidades”.

Además del entorno natural, la pareja destaca el arraigo cultural gallego. Javier señala que la tradición y el orgullo local le recuerdan a sus orígenes en Valencia: “Son comunidades con su propio idioma y cultura muy arraigada, y parte de eso me hace sentir tan en casa”.

La experiencia de Claudia y Javier refleja cómo la España vaciada ofrece oportunidades para quienes buscan calidad de vida, contacto con la naturaleza y preservación cultural, en contraste con los altos precios y la vida acelerada de las grandes ciudades.

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