ANCHORAGE (EE.UU.), 15 agosto.- En un hecho sin precedentes para la diplomacia contemporánea, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ruso, Vladímir Putin, dieron inicio este jueves a una esperada reunión a puerta cerrada en la base aérea de Elmendorf-Richardson, en Alaska, bajo el lema “Persiguiendo la Paz”. El encuentro, que marca la primera visita oficial de un presidente ruso al estado ártico norteamericano, busca abrir una vía de diálogo en medio de la prolongada y sangrienta guerra en Ucrania.

Contrario a lo que la Casa Blanca había insinuado inicialmente, la reunión no fue completamente privada, sino que contó con la presencia de delegaciones de alto nivel de ambos gobiernos. Trump estuvo acompañado por el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial para Oriente Medio y mediador con el Kremlin, Steve Witkoff. Por su parte, Putin llegó junto al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su principal asesor de política internacional, Yuri Ushakov.

La reunión comenzó a las 11:30 de la mañana hora local y se desarrolló tras una breve ceremonia protocolar en la que ambos mandatarios posaron frente a un gran cartel con el lema “Persiguiendo la Paz”, antes de pasar a la sala de conversaciones. La elección de Alaska como sede no es casual: su ubicación estratégica entre ambos países simboliza un punto neutral y un puente geopolítico entre Oriente y Occidente.

Fuentes cercanas a las delegaciones adelantaron que el principal objetivo de la cumbre es explorar un alto el fuego en Ucrania, invadida por Rusia a gran escala en febrero de 2022. Washington busca compromisos claros que permitan detener la ofensiva rusa y abrir un proceso de negociación internacional, mientras que Moscú podría intentar obtener concesiones territoriales en el este ucraniano, una exigencia que se perfila como uno de los mayores obstáculos para un acuerdo.

Además del tema central de la guerra, la agenda incluiría asuntos de defensa, medidas para evitar incidentes militares en zonas de tensión, y posibles acuerdos económicos y comerciales que ayuden a mitigar el impacto de las sanciones internacionales sobre la economía rusa. La Casa Blanca considera que el debilitamiento financiero del Kremlin podría ser una oportunidad para presionar por concesiones, aunque diplomáticos rusos aseguran que su objetivo es restablecer relaciones “en términos de igualdad”.

Esta cumbre, observada con atención por gobiernos y mercados internacionales, podría redefinir el rumbo del conflicto y marcar el inicio de una etapa inédita de cooperación o, por el contrario, dejar en evidencia la profundidad de las diferencias entre Washington y Moscú. Todo dependerá de lo que se negocie tras las puertas cerradas de Alaska, donde el mundo espera que el lema “Persiguiendo la Paz” se traduzca en avances concretos.

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