Ciudad de México, 4 nov.– El Gobierno de México rechazó categóricamente la decisión del Perú de romper relaciones diplomáticas luego de que la embajada mexicana en Lima concediera asilo político a la ex primera ministra peruana Betssy Chávez, estrecha aliada del expresidente Pedro Castillo, quien enfrenta procesos judiciales por el fallido intento de golpe de Estado de 2022.

Durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, el subsecretario para América del Norte, Roberto Velasco Álvarez, defendió la postura del gobierno mexicano, subrayando que la medida se tomó en estricto apego al derecho internacional y bajo una perspectiva humanitaria.

“Rechazamos la decisión que toma el gobierno de Perú de romper relaciones diplomáticas con México, no así las consulares, porque nosotros estamos actuando de forma pacífica, con un sentido humanitario y en estricto apego al derecho internacional”, declaró Velasco.

El funcionario detalló que la solicitud de asilo fue evaluada de manera conjunta por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Secretaría de Gobernación (Segob), atendiendo a los principios constitucionales y a los tratados internacionales vigentes. “Se decidió otorgar el asilo a la señora Chávez debido a que ha denunciado persecución política y violaciones a sus derechos procesales”, puntualizó.

Defensa jurídica y diplomática del asilo mexicano

Velasco recordó que México invocó la Convención de Caracas sobre Asilo Político (1954), la cual otorga al país asilante la facultad de determinar la naturaleza del delito o los motivos de persecución. Asimismo, citó una resolución de la ONU de 1967, que establece que el otorgamiento de asilo político “nunca será considerado un acto inamistoso” entre naciones.

“Esta decisión se apega a la larga tradición mexicana de asilo diplomático, arraigada en nuestra historia, en nuestros principios humanistas y en el respeto al derecho internacional”, afirmó Velasco, reiterando que México “continuará defendiendo esa tradición humanista” ante cualquier presión externa.

Por su parte, la subsecretaria para América Latina y el Caribe, Raquel Serur Smeke, destacó que el asilo “es una de las instituciones más nobles de México”, y recordó precedentes históricos en los que el país brindó refugio a perseguidos políticos, como los exiliados de la Guerra Civil Española, las víctimas de las dictaduras del Cono Sur y personalidades como José Martí, León Trotsky, Rigoberta Menchú y Evo Morales.

Serur evocó también las palabras del expresidente Lázaro Cárdenas al recibir a los refugiados españoles en 1939: “No los recibimos como náufragos de la persecución dictatorial sino como exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre”.

México observa con cautela la situación política peruana

El director general para América del Sur, Pablo Monroy Conesa, añadió que los casos de Betssy Chávez y Pedro Castillo “están completamente vinculados”, al recordar que Castillo fue electo democráticamente en 2021 y posteriormente víctima de acoso político, mediático y judicial.

Monroy señaló que la destitución de Castillo en diciembre de 2022 y los procesos judiciales en su contra “están llenos de irregularidades que podrían considerarse violaciones a los derechos humanos”.

En ese contexto, aseguró que México no ha intervenido en los asuntos internos del Perú, y que su postura es “congruente con una política exterior sólida basada en el principio del derecho de asilo y en el respeto mutuo entre naciones”.

El diplomático recordó que, pese a las tensiones previas, México no respondió con la misma severidad en 2022, cuando Perú declaró persona non grata al embajador mexicano. “México no respondió de la misma forma porque mantenemos un profundo amor y respeto por el pueblo peruano”, concluyó Monroy.

Con esta decisión, México reafirma su papel histórico como defensor del derecho de asilo y promotor de la diplomacia humanitaria, aunque la ruptura con Perú marca un nuevo episodio de tensión en la política regional latinoamericana.

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