Gyeongju, 31 oct.- El primer ministro Mark Carney concluyó este viernes una reunión de casi 40 minutos con el presidente chino Xi Jinping, al margen de la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur, con una invitación formal para visitar China pero sin avances concretos en los espinosos temas comerciales que dividen a ambos países.
Carney calificó el encuentro como “muy satisfactorio” y aseguró que ambos países se encuentran “ante un punto de inflexión” que podría generar nuevas oportunidades económicas para familias, empresas y trabajadores canadienses. Aunque no se anunciaron acuerdos, el primer ministro afirmó haber aceptado la invitación de Xi para visitar China, probablemente durante la próxima cumbre de la APEC en 2026.
La última visita oficial de un primer ministro canadiense a China se remonta a 2017. Desde entonces, las relaciones bilaterales han sufrido múltiples tensiones: desde la detención de Meng Wanzhou en 2018 y las represalias de Pekín con el arresto de los “dos Michaels”, hasta las acusaciones de injerencia extranjera, ciberataques y violaciones de derechos humanos.
Durante la reunión, ambos líderes ordenaron a sus funcionarios “actuar con rapidez para resolver los problemas comerciales pendientes”, incluyendo los aranceles cruzados que afectan a los productores de canola, mariscos y carne porcina. China impuso esas medidas en respuesta a los aranceles del 100% que Canadá aplicó a los vehículos eléctricos y baterías chinas en 2024.
En su comunicado, Xi instó a “desarrollar una percepción objetiva y racional del otro país” y “avanzar en las relaciones bilaterales con una visión de largo plazo”. También destacó la necesidad de reanudar la cooperación en diversos ámbitos, aunque sin detallar cuáles.
El gobierno canadiense, que hace tres años calificó a China como una “potencia disruptiva”, ha moderado recientemente su postura. Carney sostiene ahora que Pekín es un “socio estratégico indispensable” para enfrentar los desafíos globales, desde el cambio climático hasta la reconfiguración del comercio mundial.
En su discurso ante los líderes empresariales de APEC, Carney advirtió que el mundo ha entrado en una nueva era: “Ese viejo orden de expansión comercial liberal y basada en normas ha desaparecido. La nostalgia no es una estrategia”.
Pese al tono conciliador, las tensiones persisten. China ejecutó a cuatro ciudadanos canadienses este año, y Ottawa mantiene su participación en ejercicios navales en el estrecho de Taiwán, un punto de fricción permanente. Mientras tanto, la ministra de Asuntos Exteriores, Anita Anand, reafirmó la política de Una Sola China, aunque insistió en que “la diplomacia no consiste en evitar los temas difíciles”.
Ambos países coinciden en promover una ONU más funcional y un nuevo modelo financiero para el cambio climático, pero sus visiones siguen profundamente divididas en materia de soberanía territorial, derechos humanos y normas comerciales.





