Maduro convoca a “resistencia indígena” y militariza simbólicamente la conmemoración del 12 de octubre ante el despliegue naval de EE. UU. en el Caribe

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Caracas, 13 oct. — Miles de simpatizantes del oficialismo venezolano, junto a representantes de comunidades indígenas de diversas regiones del país, participaron este domingo en Caracas en la movilización conmemorativa del Día de la Resistencia Indígena, jornada en la que el Ejecutivo aprovechó para denunciar la presencia de buques estadounidenses en el mar Caribe y para reforzar su discurso de defensa soberana frente a lo que califica como una nueva forma de colonialismo.

La marcha, que tuvo su acto central en el Panteón Nacional —donde reposan los restos de Simón Bolívar y de figuras indígenas emblemáticas como Guaicaipuro y Apacuana— estuvo presidida por el presidente Nicolás Maduro, quien enarboló un mensaje de unidad “popular-militar-policial” y llamó a acelerar la expansión de la Milicia Bolivariana, incluyendo la creación y fortalecimiento de unidades indígenas.

“Si quieres la paz, prepárate para ganar la paz con la unión popular-militar-policial, con la unión nacional permanente”, declaró Maduro durante el acto, que combinó elementos rituales (entrega simbólica de penachos y lanzas) con consignas militarizadas. El mandatario aseguró haber recibido “cartas de varios pueblos indígenas de América” dispuestos a “guerrear” en defensa de Venezuela, lo que refuerza la narrativa oficial sobre una movilización regional frente al “imperio norteamericano”.

La ministra de Pueblos Indígenas, Clara Vidal, entregó a Maduro un penacho y una lanza considerados “armas silenciosas” de la resistencia histórica contra la colonización, y dijo que 533 años después de la llegada de las carabelas “hay en el Caribe otros barcos, pero con misiles”. Vidal pidió preparar “un pueblo listo” y reclamó considerar la movilización indígena como una fuerza de defensa territorial y cultural.

Relectura histórica y componente simbólico
La conmemoración, que para el chavismo se denomina Día de la Resistencia Indígena, fue utilizada para articular una relectura histórica de la llegada de Cristóbal Colón en 1492 y vincularla con las “amenazas” contemporáneas. Durante la movilización se realizaron ofrendas y se inauguró un monumento al “Gran Cacique Guaicaipuro y Urquía”, gesto con el que el gobierno quiso subrayar su vinculación simbólica con los pueblos originarios.

Diversos integrantes de comunidades indígenas manifestaron su respaldo público al Ejecutivo. Maigualida Martínez, del pueblo yekuana, dijo tener “miedo de que haya otra vez un 12 de octubre de 1492” y pidió evitar “esa guerra”. Nelson Díaz, productor agrícola y miliciano, afirmó a la prensa que “hoy existe una amenaza constante contra Venezuela” y describió a Estados Unidos como “ese monstruo” frente al cual hay que mantenerse unidos.

Militarización de la retórica y preparación popular
El acto tuvo un componente marcadamente militar. Maduro ordenó instrucciones operativas a la Milicia Bolivariana para “acelerar la expansión de las unidades indígenas” y dar formación a civiles voluntarios en manejo de armas, en el marco de las jornadas de adiestramiento anunciadas por el ministro de Defensa. Voceros oficiales defendieron estas medidas como preventivas y orientadas a garantizar la soberanía nacional frente a lo que el Gobierno califica como “maniobras” de Estados Unidos en la región, que Washington sostiene persiguen objetivos antidrogas.

La convocatoria se produce en un escenario de alta tensión diplomática: en las últimas semanas la administración de Estados Unidos informó del despliegue de una flotilla de buques y aeronaves en el Caribe, medida que Caracas ha denunciado como parte de una estrategia para presionar por un cambio de régimen. El Gobierno venezolano, por su parte, ha denunciado incursiones y acciones de la Marina estadounidense en aguas próximas, acusaciones que la Casa Blanca no siempre ha confirmado públicamente.

Reacciones y contexto político interno
El acto oficial también coincidió temporalmente con la concesión del Premio Nobel de la Paz a la líder opositora María Corina Machado, reconocimiento que el chavismo ha rechazado y cuyo impacto Maduro intentó contrarrestar con una exhibición de apoyo popular. Aunque el presidente no mencionó a Machado directamente, su discurso buscó apuntalar la imagen de un liderazgo que articula resistencia regional y soberana.

En el plano interno, el registro del acto incluyó señales de movilización de base: entrega de símbolos indígenas, coros y consignas antigubernamentales dirigidas a actores externos. La figura de Maduro fue presentada en algunos momentos con elementos rituales indígenas —como la entrega de una corona o penacho— para reforzar su legitimidad ante públicos populares y rurales.

Preocupación internacional y límites del discurso
Organizaciones defensoras de derechos humanos han advertido en el pasado sobre la instrumentalización de comunidades indígenas con fines políticos, así como sobre la militarización de la vida civil. Expertos consultados en otras ocasiones han señalado que la promoción de adiestramiento popular en armas puede aumentar la tensión regional y causar riesgos para la seguridad interna, sobre todo en contextos ya marcados por polarización política y restricciones a la pluralidad.

Mientras tanto, la retórica de “resistencia antiimperialista” parece destinada también a consolidar apoyos en entornos latinoamericanos y a reforzar la narrativa del Ejecutivo sobre una amenaza exterior que justifique medidas de control y movilización interna.

Balance y perspectivas
La movilización del 12 de octubre dejó un mensaje claro: el Gobierno venezolano combina memoria histórica, simbolismo indígena y un discurso de defensa nacional para enfrentar la presión internacional y domesticamente contrarrestar el impacto de medidas y reconocimientos contrarios a su gestión. Queda por ver si el énfasis en la milicia y los programas de adiestramiento se traducirán en cambios estructurales en la política de seguridad o si, por el contrario, aumentarán la polarización y el rechazo internacional a medidas consideradas escalatorias.

En el corto plazo, la gestión de Maduro buscará consolidar una narrativa de unidad y resistencia mientras persisten las tensiones diplomáticas con Estados Unidos y las críticas de sectores internacionales y organizaciones de derechos humanos sobre la situación política y social en Venezuela.

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