Tapachula, 1 oct (AP).- Un grupo de aproximadamente 1.200 migrantes emprendió este miércoles una nueva caminata desde Tapachula, en la frontera sur de México, con rumbo a la Ciudad de México. El objetivo de la caravana no es llegar a Estados Unidos, como ocurrió en años anteriores, sino presionar a las autoridades mexicanas para acelerar sus procesos de asilo y escapar de la falta de oportunidades laborales en el sur del país.
La mayoría de los migrantes eran cubanos, aunque también se sumaron ciudadanos de Honduras, Ecuador, Brasil y Haití. Según testimonios, muchos de ellos llevaban meses atrapados en la ciudad chiapaneca debido a retrasos en los trámites ante la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR).
Losiel Sánchez, un migrante cubano que llegó en noviembre pasado, relató que su intención inicial era usar la aplicación CBPOne, creada en EE.UU. para solicitar citas de asilo y obtener libertad condicional mientras se resolvía su caso. Sin embargo, el presidente estadounidense Donald Trump eliminó el programa en enero tras asumir el cargo, lo que dejó a decenas de miles de personas varadas en México.
“Decidí quedarme y pedir asilo aquí, pero después de tantas visitas a COMAR sigo sin respuesta. Me uní a la caravana con mi esposa porque ya no se puede seguir esperando”, dijo Sánchez, quien además denunció haber sido víctima de fraude por parte de un falso abogado que le prometió agilizar el trámite.
La situación también afecta a familias enteras. La cubana Anery Sosa, que lleva un año en Tapachula y fue víctima de un asalto en el que perdió sus documentos, señaló que recientemente dio a luz a una hija mexicana, lo que complica aún más sus posibilidades de trabajar. “El plan es quedarnos en México, pero no hay manera de salir adelante. Sólo con el salario de mi esposo no alcanza ni para la renta ni la comida”, afirmó.
La caravana parece haberse organizado sin un liderazgo visible, a través de redes sociales, lo que refleja un nuevo patrón en la movilización de migrantes. En ocasiones anteriores, las autoridades mexicanas han permitido que estas marchas avancen durante algunos días para luego ofrecer transporte o asistencia documental con el fin de dispersarlas. No obstante, queda la incógnita de si quienes aceptan la ayuda logran regularizar su situación.
Este nuevo movimiento migrante se produce en un contexto de tensión fronteriza: según la ONU, alrededor de 14.000 migrantes que intentaban llegar a Estados Unidos han tenido que regresar al sur tras los cambios en las políticas migratorias.
La Ciudad de México se ha convertido en el punto de esperanza para quienes buscan una salida legal a su situación, mientras crece la presión sobre el sistema migratorio mexicano, que ya enfrenta un colapso administrativo y humanitario.