PARÍS, 11 sep.- El movimiento “Bloqueemos Todo”, surgido contra los planes de austeridad, logró reunir este miércoles a 175.000 manifestantes en toda Francia, superando las previsiones oficiales, aunque sin alcanzar su objetivo de paralizar el país. La jornada estuvo marcada por choques con la policía, bloqueos de transporte y daños puntuales en comercios.
El Gobierno francés desplegó 80.000 agentes y confirmó 473 detenciones, 203 de ellas en la región parisina. Pese a que no se registraron sabotajes graves en infraestructuras energéticas, sí hubo interrupciones en trenes, bloqueos temporales en autopistas y rondas de circunvalación en París, Lyon, Marsella o Rennes, así como intentos de invadir vías férreas en la estación del Norte de París, la más transitada de Europa.
En la capital, parte del centro fue cerrado al tráfico y se registraron saqueos en la zona comercial de Les Halles, donde también se produjo un incendio en la fachada de un restaurante asiático. El incidente no dejó víctimas y se investiga como un acto involuntario.
Gobierno celebra freno a los bloqueos
El ministro del Interior en funciones, Bruno Retailleau, destacó que las fuerzas del orden lograron “frustrar” el plan de paralizar Francia, al tiempo que denunció que las protestas estuvieron influidas por “la extrema izquierda”. Según su balance, la movilización estuvo compuesta mayoritariamente por jóvenes.
Por su parte, el sindicato CGT elevó la cifra de manifestantes a 250.000 y aseguró que un 25 % de los trabajadores de la compañía ferroviaria SNCF se sumaron al paro, lo que obligó al cierre total del Museo de Orsay y parcial del Louvre.
Contexto político y malestar social
La protesta se originó contra el paquete de recortes presupuestarios de 2026 impulsado por el entonces primer ministro François Bayrou, destituido esta misma semana tras perder la confianza en la Asamblea Nacional. El nuevo jefe de Gobierno, Sébastien Lecornu, cercano a Macron, aún no ha revelado qué medidas presentará en su proyecto presupuestario, que debe estar listo antes de mediados de octubre.
El movimiento recuerda a los “chalecos amarillos” de 2018 por su carácter apartidario y su articulación en redes sociales. Entre sus consignas, destacan el rechazo al “mal reparto de la riqueza” y la fuerte oposición al presidente Emmanuel Macron.
Desde la Plaza de la República, una estudiante de 18 años, Léa, denunció que el Gobierno “actúa como le da la gana sin tener en cuenta al pueblo”, comparando la situación actual con los orígenes de la Revolución Francesa. Otro manifestante, Rachid, pequeño empresario de 56 años, criticó la creciente concentración de la riqueza:
“Las principales fortunas han multiplicado su patrimonio, mientras los ciudadanos de a pie no llegan a fin de mes”, señaló, ondeando banderas de Líbano, Palestina y Argelia.