Washington DC, 10 Julio.- Beryl, el huracán que se degradó a ciclón subtropical el martes, ha causado la muerte de al menos ocho personas en Estados Unidos, sumándose a las diez víctimas fatales registradas anteriormente en el Caribe. En Texas, el estado más afectado, Beryl ingresó como huracán de categoría 1, provocando la caída de árboles, un incendio por un rayo y severas inundaciones que resultaron en siete muertes. En Luisiana, una persona más perdió la vida, aumentando el número total de víctimas a 18 entre ambas regiones.
La tormenta, que previamente alcanzó vientos de 250 km/h, golpeó duramente a varias islas caribeñas, causando tres muertes en Granada, dos en San Vicente y las Granadinas, tres en Venezuela, y dos en Jamaica. En respuesta a la devastación, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha comprometido 4,5 millones de dólares en ayuda humanitaria para los países afectados.
En Texas, el impacto de Beryl fue particularmente severo en el área de Houston, una ciudad de 2,3 millones de habitantes que se encontró cerca de la trayectoria del huracán. Más de 1,400 vuelos fueron cancelados y cerca de 1,86 millones de usuarios se quedaron sin electricidad debido a daños en la red eléctrica. En Luisiana, otros 9,500 clientes también sufrieron cortes de energía.
Ante el riesgo de altas temperaturas, que podrían alcanzar sensaciones térmicas de 41°C, se han establecido refugios con aire acondicionado para aliviar a los afectados por los cortes de electricidad. El presidente Joe Biden expresó su preocupación por la combinación de cortes de energía y el calor extremo que están impactando a los residentes de Texas.
Beryl, que tocó tierra en la localidad costera de Matagorda, Texas, con vientos de 130 km/h, provocó destrucción e inundaciones en la región antes de debilitarse mientras avanzaba hacia el interior de Estados Unidos. El ciclón, ahora postropical, se dirige hacia el noreste en ruta a Canadá, todavía con potencial para causar lluvias, inundaciones repentinas y tornados en partes de Mississippi y Ohio, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.
