San José, 10 julio.- En un virulento discurso, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, ha lanzado fuertes críticas contra los opositores del gobierno de su esposo, Daniel Ortega, acusándolos de ser “malos”, “pillos”, y “forajidos”. Durante una alocución en Managua, transmitida por medios oficiales, Murillo también atacó a los religiosos, a quienes describió como “disfrazados” y “malvados”.
Esta escalada retórica ocurre en un contexto en el que el gobierno nicaragüense ha despojado de la nacionalidad a 317 críticos, incluyendo figuras prominentes como los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, los obispos Rolando Álvarez y Silvio Báez, y el periodista Carlos Fernando Chamorro. Todos ellos han sido acérrimos críticos de las políticas de Ortega y Murillo, y han enfrentado diversas formas de represión política.
Murillo justificó las acciones del gobierno afirmando que aquellos que no se sienten orgullosos de la resistencia y la historia de Nicaragua son apátridas. “El que no se sienta orgulloso de lo que hemos hecho a lo largo de nuestra historia, de cómo hemos resistido para vencer, no tiene patria”, dijo.
Además, acusó a los opositores de actuar como “lacayos y sirvientes de intereses extranjeros” y de carecer de amor por su patria y su pueblo. Esta declaración refleja una continua estrategia del gobierno de Ortega de pintar la oposición como traidores y agentes extranjeros.
La crisis política y social en Nicaragua se ha agravado desde las elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, marcadas por la controversia. Ortega fue reelegido para un quinto mandato en un contexto de represión severa contra sus oponentes políticos, muchos de los cuales fueron encarcelados o expulsados del país.
Este discurso de Murillo subraya la tensa atmósfera política en Nicaragua, donde el gobierno sigue utilizando tácticas autoritarias para suprimir cualquier forma de disidencia o crítica.