Washington, 4 nov.– El exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney, quien sirvió durante el mandato de George W. Bush entre 2001 y 2009 y fue una de las figuras más influyentes en la política exterior estadounidense de las últimas décadas, falleció el domingo 3 de noviembre a los 84 años, debido a complicaciones derivadas de una neumonía y problemas cardiovasculares, según informó su familia en un comunicado oficial.
“Richard B. Cheney, el 46º vicepresidente de los Estados Unidos, murió la noche pasada”, señaló el texto difundido por sus allegados, quienes confirmaron que el político republicano falleció acompañado de su esposa, Lynne, y de sus hijas Liz y Mary.
Cheney deja tras de sí una carrera pública de más de cuatro décadas al servicio del gobierno estadounidense, desempeñando cargos de máxima relevancia en diferentes administraciones. Fue jefe de gabinete de la Casa Blanca bajo el mandato de Gerald Ford (1975-1977), congresista por Wyoming (1979-1989), secretario de Defensa durante la presidencia de George H. W. Bush (1989-1993) y, posteriormente, vicepresidente con George W. Bush tras las elecciones del año 2000.
Durante su paso por el Pentágono, Cheney dirigió la intervención militar estadounidense en el Golfo Pérsico de 1991, una operación que consolidó su reputación como un “halcón” republicano —término que se utiliza para describir a los políticos defensores de una política exterior fuerte y militarmente activa—.
Sin embargo, su mayor influencia política se produjo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando, desde la vicepresidencia, articuló buena parte de la estrategia de seguridad y defensa que dio origen a la llamada “guerra contra el terrorismo”, incluyendo la invasión de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003.
Sus posturas, marcadas por el secreto gubernamental y la expansión del poder ejecutivo, lo convirtieron en una figura controvertida. Defendió abiertamente el uso de técnicas de interrogatorio coercitivas, consideradas por muchos como tortura, argumentando que eran necesarias para la protección nacional.
A lo largo de los años, Cheney se mantuvo como una figura dominante dentro del Partido Republicano, aunque en la última década se distanció de su propio partido por el giro populista impulsado por Donald Trump, a quien llegó a calificar de “cobarde” y “la mayor amenaza que ha conocido la república”.
En su declaración, la familia Cheney describió al exvicepresidente como “un hombre bueno que enseñó a sus hijos y nietos a amar a su país y a vivir sus vidas con coraje, honor, amor y amabilidad”, y agregaron sentirse “bendecidos más allá de toda medida por haber querido y haber sido queridos por este noble gigante de hombre”.
Antes de su retorno a la vida pública junto a Bush hijo, Cheney fue también presidente ejecutivo de Halliburton, una de las mayores empresas energéticas del mundo, con estrechos vínculos con el sector petrolero y contratos millonarios en Irak durante la posguerra.
Cheney, nacido en Lincoln (Nebraska) en 1941, será recordado como una de las figuras más influyentes, polémicas y poderosas del establishment republicano estadounidense de finales del siglo XX y comienzos del XXI, cuyo legado sigue generando intensos debates sobre el uso del poder, la seguridad nacional y los límites de la autoridad presidencial.








