Washington, 27 junio (EFE).- El escenario está listo en Atlanta para el primer debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden, marcado por la alta expectativa sobre cómo abordarán ambos candidatos temas críticos como la edad, la economía y temas polémicos como la inmigración y el aborto. A pesar de la pequeña diferencia de edad entre los dos —Trump con 78 años y Biden con 81—, es probable que la salud y capacidad de Biden sean puntos focalizados por el exmandatario republicano.
Este debate, no convencional por su anticipación a las convenciones partidarias y la ausencia de público, también se perfila como un campo de batalla sobre los registros penales de ambos candidatos. Trump, quien enfrenta múltiples acusaciones legales incluyendo una condena penal, seguramente enfrentará críticas por parte de Biden, quien a su vez, podría verse obligado a defender a su familia contra acusaciones de corrupción.
Steven Fein, profesor de Psicología en Williams College, sugiere que Biden necesita demostrar agilidad mental para contrarrestar la narrativa de su incompetencia. Mientras tanto, Trump probablemente utilizará el debate para reforzar su imagen como víctima de persecución política y destacar sus políticas económicas y migratorias.
La economía será un tema inevitable, con Biden esperando destacar la baja inflación y el desempleo bajo su administración, a pesar de la percepción pública negativa reflejada en recientes encuestas. Trump, conocido por su retórica dramática y simplista como la demostración con cajas de tic tac para ilustrar la inflación, intentará enfocar la atención en los precios y el coste de vida.
La inmigración y el aborto se anticipan como los temas más sensibles del debate. Trump, con su típica postura dura, podría intentar movilizar a su base con promesas de políticas estrictas, mientras que Biden podría encontrar en el aborto un tema ganador, especialmente después de la eliminación de la sentencia Roe vs Wade por la Corte Suprema, algo que Trump ayudó a posibilitar.
Ambos candidatos entrarán al debate con la necesidad de manejar cuidadosamente sus puntos fuertes y vulnerabilidades, en un evento que promete ser crucial para definir el rumbo de la campaña presidencial hacia las elecciones de 2024.
