Moscú, 24 de junio.- En un devastador ataque que tuvo como blancos dos iglesias ortodoxas y dos sinagogas en la república de Daguestán, se registraron veinte víctimas fatales este domingo, reavivando los temores del resurgimiento del terrorismo yihadista en Rusia, en medio del conflicto en Ucrania. Según el Comité de Instrucción de Rusia (CIR), el saldo incluye la muerte de un sacerdote, un guardia de seguridad, dos civiles y al menos quince oficiales de policía que intentaban detener a los atacantes, de los cuales cinco fueron neutralizados.
Este ataque ocurre solo tres meses después de un atentado en un concierto cerca de Moscú, que resultó ser el acto terrorista más grave en suelo ruso desde 2004. A pesar de la gravedad de los ataques recientes, el Kremlin ha descartado la posibilidad de una nueva ola de terrorismo a nivel nacional, enfatizando la unidad y resiliencia de la sociedad rusa frente a estos actos criminales.
Los ataques simultáneos en Derbent, la ciudad más antigua de Rusia, comenzaron antes de las seis de la tarde hora local, con asaltos coordinados a la Iglesia de la Intercesión y la sinagoga de Kele-Numaz, que fue incendiada. Otros ataques se produjeron en la Catedral de la Ascensión y una sinagoga cercana en Majachkalá, la capital de Daguestán, así como en varios puestos de policía en la región.
Los terroristas, identificados y abatidos por las fuerzas de seguridad, incluían a dos hijos de un funcionario local conocido, lo que ha añadido una capa de complejidad al incidente, revelando posibles conexiones familiares y locales con las células yihadistas.
El hecho de que nadie haya reivindicado aún el ataque no detiene las especulaciones sobre la posible implicación de grupos yihadistas internacionales, sugeridas por las autoridades y la prensa rusa. Además, incidentes previos como los ataques antisemitas de octubre de 2023 sugieren un trasfondo de tensiones internacionales y domésticas que podrían estar influyendo en estos actos de violencia.
La presidenta del Senado ruso, Valentina Matviyenko, ha atribuido estos actos a influencias externas que buscan desestabilizar y dividir, señalando una posible manipulación por parte de enemigos de Rusia. Este trágico evento no solo subraya la persistente amenaza del terrorismo en la región, sino también las complejas dinámicas internacionales que Rusia enfrenta actualmente.
