Washington, 2 julio.- La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una de las mayores agencias mundiales de ayuda humanitaria, cerró oficialmente sus puertas este martes tras un proceso gradual de desmantelamiento ordenado por el presidente Donald Trump, quien justificó la medida acusando a la agencia de despilfarro.

Más del 80% de los programas de USAID fueron cancelados en marzo y el resto fue absorbido formalmente por el Departamento de Estado, que ahora centraliza las funciones de cooperación internacional. Esta decisión ha sido duramente criticada por expresidentes estadounidenses como Barack Obama y George W. Bush, así como por expertos humanitarios y organizaciones como Amnistía Internacional, que advierten sobre las consecuencias globales de esta medida.

Investigadores de la revista médica The Lancet advirtieron que los recortes a la ayuda internacional podrían provocar más de 14 millones de muertes para 2030, debido a la paralización de programas clave.

Entre los proyectos afectados estaban iniciativas para proporcionar prótesis a soldados heridos en Ucrania, la limpieza de minas terrestres en países en conflicto y la contención de brotes de ébola en África.

Trump calificó a USAID como una agencia “dirigida por un puñado de lunáticos radicales” y afirmó que su cierre responde a su programa “America First”, que prioriza el gasto interno sobre la ayuda externa.


Historia y alcance de USAID

Fundada en 1961 por el presidente John F. Kennedy, USAID fue creada para centralizar la ayuda internacional estadounidense. La agencia trabajó en más de 100 países promoviendo crecimiento económico, democracia, derechos humanos y salud global, manejando más de 40.000 millones de dólares en el año fiscal 2023. Sus principales beneficiarios fueron Ucrania, Etiopía, Jordania, República Democrática del Congo y Somalia.

Con más de 10.000 empleados, dos tercios de ellos en el extranjero, USAID desarrollaba proyectos esenciales como ayuda alimentaria en zonas afectadas por hambrunas, suministro de materiales educativos para niños desplazados y formación de personal sanitario.

Además de su labor humanitaria, la agencia promovía la estabilidad política y económica en países socios, y combatía enfermedades como el sida y la malaria.


Controversias y desafíos legales

USAID ha enfrentado críticas históricas por condicionar su ayuda a intereses políticos de Washington y por supuestas implicaciones en desestabilizaciones. Sin embargo, el cierre actual responde a una agenda diferente: la reducción del gasto exterior bajo la administración Trump, impulsada también por figuras como Elon Musk, quien calificó a la agencia de “organización criminal” sin presentar pruebas.

El cierre de USAID, sin embargo, presenta incertidumbres legales. La agencia fue creada y respaldada por leyes del Congreso, por lo que una disolución total mediante orden ejecutiva podría enfrentar demandas judiciales y oposición legislativa.

El secretario de Estado, Marco Rubio, ha expresado que el gasto de ayuda exterior debe justificar que contribuye a la seguridad y fortaleza de Estados Unidos, pero no está claro qué programas se mantendrán bajo este criterio.


Impacto global y reacciones

Expertos han calificado el anuncio como “un terremoto en el sector de la cooperación internacional”. La desaparición de USAID podría dejar sin apoyo a millones de personas en situación de vulnerabilidad en todo el mundo y afectar la influencia global de Estados Unidos en un momento de competencia estratégica con China.

Organizaciones humanitarias y sectores políticos han convocado protestas en defensa de la agencia, señalando que el costo de USAID representa menos del 1% del presupuesto federal pero genera impactos significativos en salud, desarrollo y estabilidad mundial.

El cierre oficial coincide con la incertidumbre sobre el futuro de la cooperación estadounidense, mientras empleados y aliados esperan definiciones en medio de críticas internas y externas.


Conclusión

El fin de USAID representa un cambio profundo en la política exterior y de ayuda humanitaria de Estados Unidos, con consecuencias que podrían sentirse a nivel global en salud pública, desarrollo y estabilidad política. La cuestión legal sobre la disolución de la agencia aún está por resolverse, y el futuro de la ayuda internacional estadounidense permanece en un momento de gran incertidumbre bajo la administración Trump.

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