Coldplay mejora la experiencia de sus fans en Toronto pese a confusiones con el nuevo Rogers Stadium

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TORONTO, 8 julio (Hispanic Post).– Los miles de asistentes al segundo concierto de Coldplay en el nuevo Rogers Stadium de Toronto vivieron una experiencia mucho más organizada que la del polémico espectáculo inaugural. Aunque persisten algunas quejas por los desplazamientos y la confusión con el nombre del recinto, la mayoría de los espectadores reconoció mejoras en el control de multitudes, la señalización y los servicios ofrecidos.

Leigh Marshall y Adam Archdekin, dos asistentes al concierto, se sintieron “acorralados como ganado” mientras esperaban más de 40 minutos para salir del recinto. El personal aplicó nuevamente el sistema de «pulsación», una técnica de control implementada por Live Nation Canadá, que retiene temporalmente a grupos de personas para evitar aglomeraciones en las estaciones de transporte cercanas.

Sin embargo, otros como Laurie Gatto y Jody McComb celebraron las mejoras prometidas por los organizadores. “Había suficiente señalización, baños y estaciones de agua”, afirmaron. Su salida del estadio apenas tomó diez minutos.

MEDIDAS DE MEJORA EN ROGERS STADIUM
Cierres de calles temporales
Refuerzo del personal de tránsito
Aumento de agentes de TTC y Metrolinx
Señalización mejorada y más baños
Instalación de estaciones de agua

Durante el concierto, Chris Martin, vocalista de Coldplay, agradeció al público por su paciencia y se refirió al recinto como un “estadio extraño en medio de la nada”, en clara alusión a las complicaciones para acceder al lugar.

Confusión por el nombre y ubicación

Algunos asistentes, como Barb Lucas de Oshawa y Brian Ellis de Detroit, llegaron inicialmente al Rogers Centre, ubicado en el centro de Toronto, confundidos por el nombre similar. Ellis tuvo que conducir 25 kilómetros adicionales y caminar media hora desde Sheppard West Station hasta el estadio.

“Es una caminata enorme para llegar allí”, se quejó Ellis, quien reservó su hotel junto al Rogers Centre por error.

Otros optaron por bicitaxis que cobraban 20 dólares por persona para recorrer el trayecto entre los estacionamientos y las puertas del estadio, acompañados de música de Coldplay a todo volumen.

Pese a los desafíos logísticos, muchos fans destacaron la energía del evento y la mejora general respecto al primer concierto. Emilio DeAngelis, llegado desde Quebec, resumió el sentimiento general:

“Es Coldplay. Es normal que haya mucha gente”.

La experiencia del concierto dejó lecciones importantes para la ciudad y los organizadores sobre la planificación y comunicación de grandes eventos en recintos nuevos, especialmente cuando se trata de movilizar a 50.000 personas por noche.

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