Los Ángeles (EE.UU.), 4 jul.- Miles de familias inmigrantes, principalmente latinas, viven este Día de la Independencia en un clima de miedo y clandestinidad, donde salir a realizar actividades cotidianas como comprar, atender negocios o lavar la ropa se ha convertido en un acto de riesgo debido a las redadas migratorias intensificadas en ciudades como Los Ángeles.
Lennimar Rivas, madre venezolana de tres hijos nacidos en Estados Unidos, relata a EFE cómo sus propios hijos se han visto obligados a asumir responsabilidades fuera de lo común para protegerla de una posible deportación. Su hijo menor de 14 años ahora se encarga de hacer las compras y los mandados, mientras su hijo de 16 años la protege desde casa.
Desde el 12 de junio, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) terminó el permiso humanitario que protegía a Rivas, su vida ha estado marcada por el temor constante a ser detenida y separada de sus hijos, a quienes considera su principal sostén para seguir adelante, pese a sufrir enfermedades crónicas como el síndrome de Guillain-Barré y diabetes tipo 1.
Este sentimiento de vulnerabilidad se extiende a comunidades con fuerte presencia latina en Los Ángeles, como Boyle Heights, El Sereno y Huntington Park, donde las tradicionales celebraciones del 4 de julio han sido pospuestas debido al miedo generado por las operaciones migratorias iniciadas el pasado 6 de junio.
Niños en el frente de la lucha
Mayra Todd, directora de la organización Mujeres de Hoy, advierte sobre el impacto emocional y psicológico que estas redadas están generando en los niños, quienes se ven obligados a asumir roles de cuidado y protección, afectando su bienestar de manera profunda y duradera.
Historias de resiliencia
En Pasadena, Chris, un joven de 14 años, venderá tamales este 4 de julio para ayudar a su madre mexicana, quien dirige un pequeño negocio de comida afectado por las detenciones del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). Tras el impacto de las redadas, la familia ha visto caer sus ventas y enfrenta la incertidumbre económica.
El influenciador Alex Murillo, conocido como Tío Joker, ha apoyado a esta familia difundiendo su historia en redes sociales y organizando eventos comunitarios para ayudarles a recuperarse económicamente.
Una batalla por quedarse
La madre de Chris, al igual que Lennimar Rivas, enfrenta la amenaza de la deportación a pesar de tener documentos o permisos previos. Rivas ha iniciado una campaña en GoFundMe para costear asesoría legal y luchar por permanecer en Estados Unidos junto a sus hijos.
En un contexto de creciente tensión migratoria, miles de familias latinas enfrentan un 4 de julio marcado por la incertidumbre y el temor, alejadas del tradicional espíritu de celebración y libertad que conmemora la fecha.








