Bogotá, 1 nov.- Toneladas de cocaína producida en Colombia, el mayor exportador mundial, se transportan actualmente por el Pacífico y el Caribe utilizando lanchas rápidas, semisumergibles y sumergibles, una dinámica que ha llevado a Estados Unidos a bombardear quince embarcaciones y provocado más de 60 muertes bajo el argumento de combatir el narcotráfico, según reportes de la ONU y expertos locales.
La ofensiva estadounidense, que comenzó en septiembre cerca de las costas de Venezuela, ha generado críticas por posibles violaciones al derecho internacional y ejecuciones extrajudiciales, según denunció Naciones Unidas. La acción se extiende al Pacífico, ruta que ahora concentra aproximadamente el 80 % de la cocaína colombiana, cifra que también incluye cargamentos de Perú y Bolivia, de acuerdo con el profesor de Relaciones Internacionales Manuel Camilo González.
Un informe del Centro Internacional de Investigación y Análisis contra el Narcotráfico Marítimo (CIMCON) de la Armada colombiana indica que entre 2020 y 2024 se incautaron alrededor de 1.500 toneladas de cocaína en el Pacífico, principalmente por las autoridades de Ecuador, México, Colombia y Panamá.
Los narcotraficantes emplean lanchas rápidas ‘go fast’, semisumergibles y sumergibles construidos en astilleros del Pacífico colombiano, algunas capaces de operar sin tripulación y otras transportando hasta cuatro personas, optimizadas para ocultar y mover varias toneladas de droga. Otros métodos incluyen contenedores comerciales, embarcaciones de pesca, de recreo e incluso oficiales, así como ‘parásitos’ adheridos a los cascos que pueden sumergirse para evadir inspecciones.
En Colombia, los principales grupos criminales involucrados son el Clan del Golfo, actualmente en conversaciones de paz con el Gobierno de Gustavo Petro, y las disidencias de las FARC, Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia. Sin embargo, el tráfico actual se ha diversificado, introduciendo la figura del intermediario, que coordina operaciones entre productores, países de tránsito y mercados de destino, funcionando como un verdadero actor empresarial en la cadena del narcotráfico internacional.
La intensificación del tráfico marítimo y la respuesta militar estadounidense han agudizado las tensiones diplomáticas con Bogotá y Caracas, mientras expertos advierten que estas rutas representan un desafío creciente para la seguridad regional y el cumplimiento del derecho internacional.








