Toronto, 23 oct.— Para la mayoría de los fanáticos de los Toronto Blue Jays, George Springer es sinónimo de jonrones y liderazgo en el campo. Sin embargo, para los 400.000 canadienses que tartamudean, Springer representa algo mucho más profundo: una fuente de esperanza y superación personal.

Nacido en Connecticut, Springer ha sido abierto sobre su lucha con la tartamudez desde la infancia, un trastorno del habla que describió como “aislante y debilitante”. En entrevistas pasadas, el jugador relató cómo durante su niñez evitaba hablar en público y se sentía diferente a los demás. Un video familiar —mencionado por ESPN— muestra a un joven George tartamudeando mientras abre regalos de Navidad, una imagen que años después contrastaría con su éxito en las Grandes Ligas.

Hoy, el jardinero de los Blue Jays continúa tartamudeando, pero con mucha menos frecuencia. Su confianza, dice, proviene en parte de la alegría y autenticidad que siente al jugar béisbol, donde puede ser “visto y amado tal como es”. También reconoce la ayuda de terapias del habla y entrenamiento especializado que lo ayudaron a manejar el trastorno.

Springer es ahora portavoz oficial de SAY (Stuttering Association for the Young), una organización estadounidense dedicada a niños y jóvenes que tartamudean. A través de esta asociación, dedica tiempo a reunirse con menores y compartir su experiencia personal, alentándolos a hablar sin miedo ni vergüenza.

Uno de esos momentos emotivos ocurrió cuando un niño de 9 años de Anaheim, California, llamado Brendon Kelly, conoció a Springer antes de un partido en 2022. El pequeño sostenía un cartel que decía: “George, yo también tartamudeo”. Desde entonces, ambos han mantenido contacto y se reencontraron en Toronto meses después, consolidando un vínculo que ha inspirado a muchos en la comunidad.

Mientras el mánager de los Blue Jays, John Schneider, celebra el resurgir del equipo esta temporada, Springer también brilla fuera del diamante como modelo de perseverancia, autenticidad y empatía. Su historia recuerda que, más allá de los cuadrangulares, el verdadero triunfo está en convertir la vulnerabilidad en inspiración.

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