La Paz, 17 de octubre.– El exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga se juega su cuarta y quizás última carta política para alcanzar la presidencia de Bolivia, prometiendo aplicar un ambicioso “plan de salvataje” con el que busca rescatar al país de la que considera la peor crisis económica en cuatro décadas. El veterano político de derecha enfrentará este domingo al centrista Rodrigo Paz en una inédita segunda vuelta electoral que definirá el futuro político del país andino.

Tras una primera ronda marcada por la fragmentación del voto, el Movimiento Al Socialismo (MAS) —partido de Evo Morales y Luis Arce— quedó fuera de competencia al no lograr un candidato de consenso. En este nuevo escenario, Quiroga deberá conquistar a los votantes moderados y populares que respaldaron a Paz en la primera vuelta. “Votaré por Tuto, no porque crea en él, sino porque creo que está mejor preparado y la crisis hay que resolverla ya”, afirmó Mirian Chávez, una estudiante de arquitectura de 24 años.

Una trayectoria marcada por la política y la controversia

Ingeniero y administrador de empresas formado en Estados Unidos, Quiroga inició su carrera pública bajo la tutela del expresidente Hugo Banzer, de quien fue vicepresidente antes de asumir la presidencia interina entre 2001 y 2002. Desde entonces, ha competido sin éxito en tres elecciones presidenciales (2005, 2014 y 2020), siempre enfrentándose a los candidatos del MAS.

Su carrera no ha estado exenta de polémicas. En 2010 fue condenado a más de dos años de prisión por difamación, tras acusar a un banco estatal de servir como “lavandería de recursos chavistas”, aunque evitó la cárcel por tratarse de una pena menor. Años más tarde fue procesado por presuntas irregularidades en contratos petroleros, pero fue amnistiado al demostrarse que las inversiones habían generado importantes descubrimientos gasíferos.

En 2019, Quiroga apoyó la transición de poder que llevó a Jeanine Áñez a la presidencia tras la renuncia de Evo Morales, aunque se mantuvo al margen de su gobierno.

Un programa económico de ajuste drástico

El exmandatario promete un giro total en la política económica boliviana, apostando por acuerdos de libre comercio, la apertura al capital extranjero y el alineamiento con Estados Unidos. Su “plan de salvataje” incluye medidas de alto impacto, como eliminar el subsidio a los combustibles, reducir el déficit fiscal mediante un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), recortar el gasto público y cerrar las empresas estatales deficitarias.

“Bolivia le dijo basta a dos décadas de gastadera, robadera y saqueo”, declaró Quiroga a AP. “La segunda vuelta es otra elección, la gente escucha propuestas, y nuestra agenda es de cambio radical”.

El panorama económico es alarmante: más del 80% de los bolivianos considera que la crisis económica —agravada por la escasez de combustibles, la inflación alimentaria y el desempleo— es su principal preocupación. El país, que durante años prosperó gracias a las exportaciones de gas a Brasil y Argentina, enfrenta ahora un desabastecimiento energético que erosiona las reservas estatales.

Un candidato que busca reconectar con Washington

Quiroga ha manifestado su intención de reconstruir los lazos con Estados Unidos, rotos desde 2008, cuando el gobierno de Evo Morales expulsó al embajador estadounidense y a la agencia antidrogas DEA por supuestos actos de espionaje. “Necesitamos una relación pragmática y de cooperación, no de confrontación”, ha dicho el candidato, dejando claro que su gobierno buscaría un nuevo entendimiento con Washington.

Una dupla que mezcla experiencia y juventud

El aspirante neoliberal eligió como compañero de fórmula a Juan Pablo Velasco, un joven empresario digital de 38 años proveniente de la próspera región agroindustrial de Santa Cruz, considerado el motor económico del país.

Aunque su discurso reformista genera división, algunos votantes parecen dispuestos a darle una oportunidad. “No veo propuestas claras, pero Tuto se acerca, no lo veo improvisado”, comentó Rosmery Huanca, vendedora de materiales de construcción en El Alto.

El domingo, Bolivia decidirá si da un giro radical hacia la derecha económica o mantiene el rumbo centrista de Rodrigo Paz, en una elección que muchos ya califican como la más decisiva desde el retorno de la democracia.

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