WASHINGTON, 22 julio – A partir de este verano, el gobierno de Estados Unidos impondrá una tarifa adicional de 250 dólares a todos los extranjeros que ingresen al país con visas de no inmigrante, como las de turismo, negocios o estudios. La nueva medida, conocida como “tarifa de integridad de visa”, fue aprobada en la reciente ley presupuestaria impulsada por el presidente Donald Trump y se suma al costo actual del visado.
El cobro será obligatorio para todos los viajeros que soliciten visas de visitante, sin posibilidad de exención por bajos ingresos, y se exigirá al momento de la emisión. No obstante, quienes cumplan con las condiciones de su visa y salgan del país dentro del plazo estipulado podrán solicitar un reembolso.
Según cifras del Departamento de Estado, más de 10,9 millones de visas de no inmigrante fueron emitidas en 2024, lo que anticipa un impacto económico considerable.
Un portavoz del Departamento de Estado explicó a CNN que esta tarifa “apoya las prioridades migratorias del presidente Donald Trump”. Por su parte, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que este cobro adicional podría reducir el déficit federal en más de 28.900 millones de dólares durante la próxima década.
La medida también otorga al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) la potestad de ajustar la tarifa según la inflación, y establece nuevos incrementos en otras tarifas migratorias. Por ejemplo, por primera vez, los solicitantes de asilo político deberán pagar una tarifa base de 100 dólares, más 100 dólares adicionales por cada año que su solicitud permanezca pendiente.
Diversas organizaciones de derechos migratorios, como el Consejo Americano de Inmigración (AIC), han denunciado que estas nuevas cargas económicas restringen el acceso a servicios migratorios para personas de bajos recursos.





