La Legislación que Dividió al Partido Republicano

En las últimas horas de tensión política en el Capitolio, Estados Unidos ha sido testigo de la aprobación de una de las leyes más controvertidas del segundo mandato de Donald Trump: la denominada «One Big Beautiful Bill» o «Ley Grande y Bonita». Esta legislación, que consolida las reducciones fiscales temporales de su primer mandato mientras incrementa significativamente el déficit federal, ha generado fracturas incluso dentro del propio Partido Republicano.

La aprobación no fue sencilla. El vicepresidente JD Vance tuvo que ejercer su facultad constitucional para desempatar la votación en el Senado, después de que tres senadores republicanos votaran en contra: Susan Collins de Maine, Tom Tillis de Carolina del Norte y Rand Paul de Kentucky. Solo la hábil negociación del liderazgo republicano, que convenció a Lisa Murkowski de Alaska con beneficios específicos para su estado, permitió que la legislación avanzara.

El Conflicto con Elon Musk: Cuando los Aliados se Enfrentan

Una de las consecuencias más inesperadas de esta ley ha sido la ruptura de la alianza entre Trump y Elon Musk. El magnate tecnológico se ha opuesto frontalmente a la legislación bajo el lema «Kill the Bill» (Maten el Proyecto), calificándola como «totalmente loca y destructiva» y argumentando que «concede ayudas a las industrias del pasado, mientras que daña gravemente las industrias del futuro».

Esta confrontación pública entre dos figuras centrales del conservadurismo estadounidense ilustra las tensiones internas que genera una política fiscal que muchos consideran insostenible a largo plazo.

¿Qué Contiene Realmente la Ley?

Más allá de las medidas publicitarias como la eliminación de impuestos a propinas y horas extra —que afectan apenas al 2.5% y 12% de los trabajadores respectivamente—, la verdadera sustancia de la ley radica en reformas fiscales más profundas.

Deducciones Federales Ampliadas: La legislación cuadruplica las deducciones por impuestos estatales y locales (SALT), elevándolas de $10,000 a $40,000 anuales hasta 2028. Esta medida, históricamente impopular entre republicanos por beneficiar principalmente a estados con altos impuestos como California, representa un cambio estratégico significativo.

Beneficios por Edad: Los ciudadanos mayores de 64 años podrán deducir hasta $6,000 adicionales del impuesto federal sobre la renta.

Incentivos Automotrices: Los compradores de vehículos ensamblados en Estados Unidos con ingresos inferiores a $100,000 podrán deducir hasta $10,000 de los intereses de sus préstamos automotrices.

El Impacto Redistributivo: Una Paradoja Política

Aunque la ley está diseñada para beneficiar proporcionalmente más a las rentas bajas, especialmente a quienes ganan menos de $30,000 anuales, la Oficina Presupuestaria del Congreso proyecta que los hogares más ricos —particularmente aquellos con ingresos entre $200,000 y $500,000— serán quienes más dinero ahorren en términos absolutos.

Esta paradoja ha generado críticas desde múltiples flancos, cuestionando si la ley realmente cumple sus promesas de justicia fiscal.

La Crisis Fiscal que se Avecina

El aspecto más preocupante de la legislación es su impacto en las finanzas públicas. Estados Unidos, que ya cerró el año pasado con un déficit de $1.8 billones y una deuda nacional de $36 billones, verá aumentar su endeudamiento en al menos $3.3 billones adicionales durante los próximos diez años.

Para contexualizar esta cifra: equivale al doble del PIB español o a toda la producción económica de Francia. La ley también eleva el techo de deuda anual de $4 a $5 billones, permitiendo mayor endeudamiento gubernamental.

Los analistas advierten que esta trayectoria fiscal podría llevar la deuda nacional a superar el 180% del PIB para 2050, un escenario que ya ha resultado en la primera rebaja de la calificación crediticia de Washington en muchos años.

Los Sacrificios Sociales: Medicaid en el Centro del Debate

Para compensar parcialmente las reducciones fiscales, la ley incluye recortes significativos en programas sociales. El más controversial es la reducción de $930,000 millones en el programa Medicaid durante los próximos diez años, a pesar de las promesas previas de Trump de no tocar estos programas.

Nuevas Restricciones: Los adultos sanos con hijos mayores de 14 años deberán trabajar al menos 80 horas mensuales para mantener sus beneficios. La renovación de elegibilidad pasará de ser anual a semestral, y los estados podrán cobrar hasta $35 por algunos servicios a quienes tengan ingresos superiores a $15,600 anuales.

Estas medidas podrían dejar sin cobertura médica a aproximadamente 12 millones de los 70 millones de beneficiarios actuales del programa.

El Riesgo Político Latino

Una de las consecuencias más paradójicas de estos recortes es su impacto en la comunidad latina, un grupo demográfico crucial para el éxito electoral de Trump. Los hispanos representan el 30% de los usuarios de Medicaid y fueron fundamentales en la victoria de 2024, cuando el 48% votó por Trump —un aumento de 20 puntos en ocho años.

Los primeros indicios sugieren que esta población está comenzando a cuestionar su apoyo. Encuestas recientes muestran una caída de la aprobación de Trump entre votantes latinos del 43% al 39% en pocos meses.

Más Allá de los Impuestos: Inmigración y Defensa

La ley también incluye financiamiento masivo para dos prioridades clave de Trump:

Operaciones de Inmigración: $100,000 millones para el ICE, convirtiendo a la agencia en una de las más financiadas del país. Esto incluye $46,000 millones para el muro fronterizo con México y $45,000 millones para centros de detención capaces de albergar 116,000 inmigrantes simultáneamente.

«Cúpula Dorada»: $25,000 millones como inversión inicial para un sistema de defensa antimisiles nacional, inspirado en la Cúpula de Hierro israelí. El proyecto completo se estima en $175,000 millones durante tres años.

Presupuesto de Defensa: $150,000 millones adicionales para el Pentágono, con el objetivo de alcanzar un billón de dólares en gasto militar para 2026.

Un Legado Fiscal Incierto

La aprobación de la «Ley Grande y Bonita» representa tanto una victoria política para Trump como una apuesta arriesgada para la economía estadounidense. Mientras cumple promesas de campaña sobre reducciones fiscales e inmigración, plantea interrogantes serios sobre la sostenibilidad fiscal del país.

La historia económica está llena de ejemplos de naciones que trataron el déficit público como una broma hasta que la realidad fiscal las alcanzó. La pregunta no es si Estados Unidos enfrentará consecuencias por esta trayectoria, sino cuándo y qué tan severas serán.

Implicaciones Globales

Lo que sucede en Washington no se queda en Washington. Una crisis de deuda estadounidense tendría repercusiones globales, afectando mercados financieros, comercio internacional y estabilidad económica mundial. Para países como los latinoamericanos, que mantienen estrechos vínculos económicos con Estados Unidos, las consecuencias podrían ser particularmente severas.

Conclusión: Entre el Triunfo Político y el Riesgo Económico

La «Ley Grande y Bonita» de Trump representa la materialización de una visión política específica: priorizar el crecimiento económico a corto plazo y el cumplimiento de promesas electorales sobre la prudencia fiscal a largo plazo. Es una apuesta de que el crecimiento económico compensará los costos del mayor endeudamiento.

Sin embargo, la historia económica sugiere que esta estrategia rara vez termina bien. La fractura dentro del Partido Republicano y la oposición de figuras como Elon Musk indican que incluso los aliados naturales de Trump reconocen los riesgos inherentes en este enfoque.

En última instancia, esta ley no es solo una victoria legislativa, sino una prueba de fuego para la economía estadounidense y, por extensión, para la estabilidad económica global. Los próximos años determinarán si la apuesta de Trump fue una jugada maestra o una hipoteca peligrosa para las futuras generaciones de estadounidenses.

HISPANIC POST/ GONZALO COOPER

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