Toronto (Canadá), 28 mayo.— El primer ministro canadiense, Mark Carney, declaró este martes que su país está enfrentando los riesgos inherentes a una «sobredependencia económica y en materia de seguridad» respecto a Estados Unidos. En respuesta, el gobierno de Ottawa ha iniciado un proceso para diversificar sus relaciones internacionales, particularmente en la industria de defensa, donde busca incrementar su colaboración con socios europeos.
Un Cambio Estratégico
En una entrevista con la radiotelevisión pública canadiense, CBC, Carney reiteró que la relación tradicional entre Canadá y Estados Unidos necesita ser recalibrada tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. “Cooperaremos donde sea necesario, cuando claramente nos interese a ambos países. Pero no cooperaremos de forma obligatoria”, afirmó el líder conservador, destacando una postura más independiente frente a Washington.
Uno de los ejes centrales de esta nueva estrategia es reducir la dependencia de productos y servicios estadounidenses en el ámbito de la defensa. Según Carney, por cada dólar que Canadá invierte en defensa, el 75% termina en manos de empresas estadounidenses. “Eso no es inteligente”, subrayó el primer ministro, quien anunció que su gobierno redirigirá parte de esos recursos hacia socios europeos.
Nuevas Alianzas con Europa
Carney explicó que desde su llegada al poder en marzo pasado, su administración ha mantenido conversaciones cada vez más específicas con socios clave en Europa para establecer nuevas asociaciones en defensa. “Queremos ser parte del gran aumento de su base industrial de defensa, lo que tendrá grandes beneficios en términos de empleo para Canadá”, dijo.
Estas negociaciones forman parte de una estrategia más amplia para fortalecer la posición económica y estratégica de Canadá en un mundo marcado por crecientes tensiones comerciales y geopolíticas. Al aumentar su integración con la industria de defensa europea, Ottawa busca no solo diversificar sus cadenas de suministro, sino también garantizar una mayor autonomía en temas de seguridad nacional.
El T-MEC: Un Proceso Largo y Justo
Durante la misma entrevista, Carney desestimó las recientes declaraciones del secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, quien había indicado que las negociaciones para revisar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) comenzarían en septiembre de este año. El primer ministro canadiense recordó que el periodo oficial de revisión del tratado no inicia hasta 2026.
“Nos tomaremos tanto tiempo como sea necesario para asegurarnos de que cualquier renegociación del T-MEC produzca resultados justos para Canadá”, afirmó Carney. Esta postura refleja la intención de Ottawa de abordar las próximas discusiones comerciales con cautela, priorizando los intereses nacionales ante posibles presiones externas.
El primer ministro también dejó claro que Canadá no se apresurará en estas negociaciones, ya que considera vital proteger sectores estratégicos como la agricultura, la tecnología y la manufactura frente a políticas económicas que podrían favorecer desproporcionadamente a Estados Unidos o México.
Impacto Económico y Laboral
La decisión de Canadá de diversificar su gasto en defensa tiene implicaciones significativas para su economía. Al canalizar inversiones hacia Europa, el país espera generar miles de empleos en sectores relacionados con la ingeniería, la fabricación y el desarrollo tecnológico. Este enfoque podría revitalizar la industria local y reducir la vulnerabilidad ante decisiones políticas o cambios regulatorios en EE.UU.
Además, Carney destacó que esta aproximación a Europa no significa romper vínculos con Estados Unidos, sino buscar equilibrio. “No estamos abandonando nuestra relación con EE.UU., pero necesitamos adaptarnos a un entorno global cambiante”, explicó. Esta perspectiva refuerza la idea de que Canadá busca construir una política exterior más autónoma y resiliente.
Contexto Geopolítico
Las declaraciones de Carney deben entenderse en el contexto actual de creciente polarización internacional, donde las relaciones entre vecinos históricos pueden verse afectadas por diferencias ideológicas o intereses divergentes. Desde que Trump retomó la presidencia en EE.UU., Canadá ha experimentado medidas comerciales restrictivas y comentarios sobre la posible anexión del país, lo que ha generado preocupación en Ottawa.
En este escenario, la búsqueda de nuevas alianzas con Europa representa un movimiento estratégico para asegurar tanto la estabilidad económica como la soberanía nacional. Países como Francia, Alemania y Reino Unido han mostrado interés en expandir su colaboración con Canadá, especialmente en áreas sensibles como la ciberseguridad, la aviación militar y los sistemas de comunicación avanzados.
Hacia un Futuro Autónomo
Con estas acciones, Mark Carney deja patente su intención de liderar un Canadá más independiente y menos vulnerable a fluctuaciones en su relación bilateral con EE.UU. Al mismo tiempo, el gobierno canadiense mantiene una postura firme en temas comerciales y de seguridad, asegurándose de que cualquier acuerdo futuro respete plenamente los intereses del país.
Este enfoque multipolar no solo promete beneficiar a Canadá en términos económicos y laborales, sino también consolidarlo como un actor relevante en la escena internacional. A medida que avance el proceso de integración con Europa y se prepare para futuras negociaciones del T-MEC, queda claro que Ottawa está trazando un rumbo propio en un mundo cada vez más incierto.
A través de estas decisiones, Canadá envía un mensaje contundente: mientras valora su amistad con EE.UU., está decidido a forjar nuevas alianzas que garanticen su prosperidad y seguridad en el largo plazo.








