Las Vegas, EE.UU., 2 de julio de 2024.- El fútbol estadounidense enfrenta un momento crítico tras la sorpresiva eliminación de su selección nacional en la fase de grupos de la Copa América, un torneo que el país anfitrión tenía grandes esperanzas de dominar. Con solo dos años antes de co-organizar el Mundial 2026, el proyecto deportivo de Estados Unidos parece estar en un punto de inflexión, y la continuidad del seleccionador Gregg Berhalter está seriamente cuestionada.
La derrota ante Uruguay en el estadio Arrowhead de Kansas City selló un desempeño decepcionante para el equipo de Berhalter, que solo logró acumular tres puntos en un grupo que, a priori, parecía accesible. El equipo comenzó con una victoria contra Bolivia, pero sufrió derrotas consecutivas ante Panamá y Uruguay, despidiéndose prematuramente del torneo.
Este resultado ha desatado una oleada de críticas y una exigencia de cambios profundos dentro de la estructura del equipo, incluyendo llamados para la incorporación de entrenadores de renombre mundial como Jurgen Klopp o Pep Guardiola. Figuras emblemáticas del fútbol estadounidense, como Clint Dempsey y Alexi Lalas, han expresado públicamente su descontento con la dirección actual del equipo, destacando la falta de juego, ideas y carácter.
Berhalter, por su parte, ha defendido su gestión, destacando avances en la defensa y la circulación del balón. Sin embargo, su respuesta afirmativa y tajante a la pregunta de si sigue siendo la persona adecuada para dirigir al equipo no ha calmado las aguas revueltas. En un ambiente cargado de frustración, la televisión estadounidense ha reflejado el sentir nacional con el lema “Go big or go home”, un llamado a tomar medidas audaces o enfrentar el fracaso.
La situación es especialmente preocupante considerando el rendimiento histórico del equipo en competiciones internacionales. A diferencia de la Copa América 2016, donde EE.UU. alcanzó las semifinales, o el desempeño decente en el Mundial de Catar 2022 llegando a octavos de final, la eliminación temprana en este torneo ha sido un duro golpe.
Con el Mundial de 2026 en el horizonte, donde Estados Unidos será uno de los anfitriones junto a Canadá y México, el país está ante la necesidad urgente de reevaluar y posiblemente reestructurar su proyecto futbolístico. La decisión de mantener a Berhalter o buscar un nuevo rumbo con otro técnico podría definir la trayectoria futura del fútbol estadounidense en un momento crucial de su historia deportiva.