WASHINGTON DC, Estados Unidos, 24 de junio.- Dos años después de que el Tribunal Supremo eliminara las protecciones del fallo Roe vs. Wade, abortar se ha convertido en una odisea para millones de mujeres en Estados Unidos debido a las restrictivas leyes estatales. La derogación ha afectado no solo a las mujeres, sino también a médicos y abogados, que enfrentan un entorno legal hostil y confuso.
Desde la decisión de 2022, 14 estados han implementado prohibiciones totales o han limitado el aborto a las primeras seis semanas de gestación, un período en el que muchas mujeres aún desconocen su embarazo. En otros siete estados, se han impuesto severas restricciones. En la mayoría de estos estados, no se permiten excepciones ni por violación ni por incesto, solo en casos en que la vida de la madre esté en peligro. Esto ha llevado a una situación en la que los médicos enfrentan el riesgo de penas de prisión de hasta 99 años por realizar abortos.
Noel León, de la organización Abortion Access LDF, destacó que la decisión del Tribunal Supremo ha sumido a medio país en un caos legal, afectando a todos los involucrados en el proceso del aborto, desde médicos hasta quienes asisten mínimamente a las mujeres. Esta realidad ha llevado a un éxodo de profesionales médicos de los estados con leyes más estrictas, lo que a su vez impacta la formación de futuras generaciones de médicos y la salud de las mujeres estadounidenses.
Más de 27 millones de mujeres en edad reproductiva residen en estados con leyes restrictivas, lo que representa aproximadamente un tercio de esta población en el país. El impacto de estas restricciones se siente con mayor fuerza en comunidades minoritarias, especialmente entre mujeres latinas y afroamericanas.
A pesar de las severas restricciones, el número de abortos en Estados Unidos ha aumentado. En 2023 se registraron más de 1 millón de abortos, la cifra más alta en más de una década y un aumento del 10% con respecto a 2020. Este incremento se debe en parte al uso de medicamentos para abortar, como la mifepristona y el misoprostol, en lugar de procedimientos quirúrgicos.
A medida que se acercan las elecciones presidenciales de noviembre, el aborto se perfila como un tema central en la campaña. Desde la Casa Blanca, se reconoce que la postura firme en defensa del derecho al aborto podría beneficiar electoralmente al equipo de Biden. Por su parte, el ex presidente Donald Trump ha evitado pronunciarse claramente sobre el tema, a pesar de haber facilitado con sus nombramientos judiciales la derogación de Roe vs. Wade.
La batalla continúa no solo en las cortes y legislaturas, sino en la opinión pública, donde una mayoría sigue apoyando el derecho al aborto legal. Los grupos antiabortistas y republicanos más extremos ya están estableciendo como nuevo objetivo prohibir la píldora abortiva, lo que presagia que la lucha por los derechos reproductivos está lejos de terminar.